Entrada Resurrection Fest 2016

COMIENZO. UNA LLEGADA ACCIDENTADA

Hemos necesitado más de dos semanas de orden y reflexión en nuestras mentes y algunas (muchas) horas de descanso, pero finalmente podemos decir que hemos sobrevivido a la experiencia y podemos traeros el «testimonio de la resurrección«.

Era nuestra primera vez en este festival, y ¿Cómo decirlo? Enfrentarse al Resurrection Fest siendo un novato no es tarea fácil, más cuando las inclemencias del tiempo juegan en tu contra. Eso fue exactamente lo que sucedió. El miércoles, en el que se celebraba la fiesta de bienvenida habíamos llegado a eso de las 19:00 horas a un Viveiro muy nublado, aunque extrañamente no había avisos de lluvia intensa por ninguna parte. Las zonas de camping gratuito son de difusa distribución, e incluso confusa para aquellos que no se han hecho aún con todo el mapeado de la zona. Y precisamente, nosotros, que de entrada sólo podíamos dirigir nuestra atención a los ruidos que ya provenían del lejano recinto de conciertos, íbamos a sufrir en carnes el error de dejarse llevar por el «hype» y no haber definido de antemano un plan para permanecer en uno de los 4 campamentos. Así, nos dirigimos a la zona A del camping gratuito, a priori la más cercana (luego descubriríamos que no era cierto), encontrándonos con un lugar ya abarrotado de asistentes al festival prácticamente sin resquicio para colocar nuestra pequeña tienda y, para más INRI, acompañados de una banda sonora muy fea. Sí, amigos, unos relámpagos de los que el mismísimo Thor tendría envidia.

Podéis imaginar el final. Empapados sin más refugio que una pequeña palmera en medio del campamento, cabizbajos y afligidos, con todas nuestras pertenencias caladas, tomamos la decisión de emigrar a un punto más lejano. El campamento C nos acogió de una forma mucho más que sorprendente y buena organización en lo que se refería a la provisión de materias para necesidades básicas. Además acampábamos prácticamente en una playa preciosa y posteriormente descubrimos que desde ese punto, atajando por la costa, el recinto de conciertos se alcanzaba a la velocidad de la luz andando, por lo que ya no tuvimos que coger ninguno de los autobuses que ofrecía el festival para dirigirnos allí. Por todo esto y mucho más, y a pesar de que al final tuvimos que dormir dos noches en el coche gracias a la humedad que no dejó secar nuestros enseres, todo empezó a salir de Milhouse.

Por fin pudimos dirigirnos al recinto de conciertos para adentrarnos en la Resurrection Fest City y disfrutar de una velada, previa al inicio del festival en sí, que fue toda una declaración de intenciones. A destacar principalmente las actuaciones de dos pedazo de bandas en directo que sin ninguna duda nos sacaron toda la humedad que llevábamos en los huesos a base de buen metal. Narco y Skindred, con su curioso reggae-metal, nos quitaron todo el mal sabor de boca del horrible día que habíamos pasado para llegar hasta ese punto. Ya no nos importó más la lluvia ni los bancos de barro que estábamos formando con tanto movimiento pues estábamos preparados para lo que se nos venía encima.

JUEVES. DÍA 1. ¡A LA BATALLA!

El Jueves, primer día del festival, comenzó prácticamente como lo había hecho el anterior, solo que por suerte ese día finalmente no habría de llover, y nosotros nos levantamos con una ducha de agua muy fría, y la promesa de comenzar nuestra aventura de la mejor manera posible. Una aventura cuyo colofón sería Volbeat, nada más y nada menos. Bastaron unas horas dentro de la ciudad del metal para darnos cuenta de la enorme afluencia de público que iba a tener el festival este año y de todo el contenido que ofrecía, tanto a nivel musical como lúdico.  Y es que cuando la organización lo ha llamado CIty, no se estaba tirando el moco ni un ápice. Dentro del recinto de conciertos podríamos encontrar prácticamente cualquier cosa que se pudiera exigir de una miniciudad, algo de lo que podía darse uno cuent mismamente viendo la noria de entrada. Me recordó profundamente a un parque de atracciones. Esa tarde tuvimos la suerte de disfrutar de directos de todo tipo de estilos. No pudimos ver a todos los grupos porque la organización del cartel a 3 escenarios no lo permite directamente, siempre coincidían dos, así que hubo que elegir. A parte del cabeza de cartel del día, que era impepinable, nos deleitamos con las actuaciones de Tesseract, Stick it to your Gun, los españoles Crisix ( en la que tuvimos pedida de mano incluida por parte del frontman Juli Baz a su novia, la cual afortunadamente dijo que sí), Walls of Jericho, Rotting Christ, y los dos pre-platos al plato principal: unos Bad Religion cuya mezcla de adolescencia/prevejez rozaba lo grotesco y Bring Me the Horizon con su espectacular juego de luces y mezclas electrónico-metaleras. Estos dos últimos no dejaron indiferente a nadie como buenos anticipos de la bestia Danesa (Volbeat). A destacar el increíble espectáculo que se sacaron de la manga los chicos de Sheffield y el «PUSH IT BACK» continuo de Oliver Sykes. No apto para epilépticos, de hecho creo que deberían haber avisado. Mucho monster mezclado con alcohol para semejante juego de luces y electrónica…

Así llegamos al momento cumbre: Volbeat. Demasiados nervios previos al comienzo de uno de los principales reclamos del festival, y todo ¿Para qué? La actuación fue notable, quizá un poco por debajo de lo que esperábamos en calidad de sonido, pero eso no fue lo importante. Lo realmente llamativo es que pensábamos que nos iban a romper alguna costilla, porque, amigos bajokonsumistas, ése es precisamente el problema de ser un maldito fanboy y tener que verlo todo cerca de los protagonistas; la gente, los pogos. Era sonar la guitarra de Michael Poulsen mostrando alguno de los himnos más viejos o recientes de la banda y echarse a temblar. Nuestros cuerpos sufrieron el paso de un setlist muy bien planeado, compuesto por prácticamente todas las canciones icónicas de la banda: Lola Montez, The Mirror and The Ripper, Heaven Nor Hell, Guitar Gangsters, la reciente For Evigt… Hasta que llegó el colofón con Still Counting. El caso es que al final salimos vivos y no tuvimos que ir al hospital ni nada por el estilo. Creo que eso habría pasado precisamente si nos llegamos a posicionar en el ojo del huracán con la banda que tocaba inmediatamente después. Ese día despedimos al recinto de conciertos al son de los mexicanos Brujería, cuyo estilo por motivos bastante evidentes me cuesta describir. Lo podéis comprobar por vosotros mismos, y sobra decir que no fue de nuestro agrado por supuesto, así que lo ojeamos desde lejos.

VIERNES. MUCHO METAL Y QUEMADURAS DE PRIMER GRADO

El sol salió por fin el viernes y nosotros pudimos aprovechar para relajarnos y quemarnos de buena mañana en la playa. En serio, el clima en Galicia engaña mucho, si alguna vez pensáis que hace frío y que por ello no os quemaréis no os quedéis dormidos encima de la toalla. Hablando de lo que nos concierne, seguramente el viernes fuera el día donde más calidad pudimos ver encima de los escenarios, al menos en mi opinión. Llegar a todo es sorprendentemente difícil y perdérselo demasiado fácil, así que, aunque no pudimos disfrutar de actuaciones a las que le teníamos muchas ganas como las de los españoles Desakato, In Mute, y Hamlet, sí pudimos deleitarnos con Protest the Hero, Angelus Apatrida, la brutalidad de Rise of The North Star, Hatebreed, Frank Carter y Gojira. Todo ello sin poder completar el visionado de algún que otro concierto y como ante sala de lo que fue un sorprendentemente grande Offspring encima del escenario.

Para nosotros ya el día de festival había empezado de la mejor forma con uno de los grupos más talentosos de todo el festival: Protest the Hero. Los de Ontario son conocidos por realizar un estilo no precisamente exento de dificultad. Nuestra duda era lógicamente si todos los cambios de ritmo que realizan en las ediciones de estudio iban a salir de forma tan clara y con una calidad parecida. Pues sí, y mucho mejor incluso. Pero no iba a parar ahí la cosa, nos llevamos la segunda «en toda la frente» del día con Rise Of the North Star, un concierto en el Ritual Stage en el que disfrutamos como enanos. Mucho poderío, dinamismo, y sobre todo ambiente en los asistentes como para no acabar menéandose y empujándose hasta la saciedad. En este sentido es importante decir que,  como lugar de ambiente, el Ritual Stage (en teoría el pequeño) fue el mejor escenario en todas y cada una de las actuaciones, y los hardcoretas franceses dieron buena cuenta de ello, incluso con nosotros que a penas habíamos tenido noticias de ello.

Hatebreed, y Gojira más tarde, pusieron en el escenario principal seguramente uno de los momentos cumbre en lo que a calidad se refiere de todo el festival. Simplemente fueron casi tres horas entre los dos grupos en las que nos flipamos nosotros solos con el sonido apabullante (sobre todo de Gojira) que desprendieron las dos bandas. Esto contando con que los vimos desde lejos a través de las increíbles pantallas en directo que ofrecía el festival, por otro lado, el mejor sitio para ver y escuchar un concierto, todo sea dicho. Lo dimos todo.

Una cenita rica en el tailandés de la zona de comida para cargarnos de hidratos y llegaríamos al concierto de la cabeza de ese día. Otra vez que temimos por nuestras costillas y hasta por nuestras almas si nos apuráis. Los de Huntington Beach ofrecieron un concierto muy notable en cuanto a sonido, espectáculo, ambiente y sobre todo respecto al set, con el cual nos ofrecieron todos y cada uno de los temas míticos de la banda. El de Offspring fue sin duda uno de los conciertos donde más dinámica y metida vimos a la gente, seguramente influida también por la selección de las pistas y el estilo más festivo de la música de los estadounidenses. Es por ello que, nosotros, que ya nos habíamos metido otra vez dentro de todo el lío, salimos de allí muy satisfechos pero vivos de milagro. Recuerdo como nos miramos después de ver la que se había liado con temas como All I Want, Pretty Fly, Come out And Play, u Original Prankster (por citar algunos de todos los míticos que faltan y que sonaron), pensando en la que se iba a formar cuando empezaran las primeras notas de The Kids Aren´t Allright. Pues eso, que salimos vivos, brutal.

Después de eso, fuimos a pintarnos y a prepararnos para asistir a un concierto que para mí fue la gran decepción de todo el festival: Turisas. Me duele reconocerlo y me duele principalmente como fan del grupo y del estilo. Turisas no cumplieron para nada en lo musical con un sonido poco lleno, voluminoso y muy pobre. A mi parecer, solo las interacciones del vocalista Mathias Nygard con el grupo consiguieron levantar el «bolo», por llamarlo de alguna manera. Ya había tenido la seurte de ver a los finlandeses en la pasada edición del Leyendas del Rock y la verdad que la actuación de entonces se me quedó a años luz de lo que ofreció esta. Así pues, un poquito decepcionados tuvimos que poner fin a nuestro penúltimo día en la ciudad del metal, cogimos nuestro autobús y nos retiramos preparándonos ya mentalmente para lo que llegaría el día siguiente; el grande, el día en el que cumpliríamos un sueño y podríamos asistir al olimpo de los dioses del metal…

Iron Maiden en el Resurrection Fest 2016

SÁBADO. EL DÍA EN QUE LOS DIOSES BAJARON DEL OLIMPO

Y no empezó muy bien que digamos. Resumámoslo en que un servidor tuvo que acabar llamando a un cerrajero para abrir el coche pero esa es otra historia. Desde luego no era la mejor premisa para empezar lo que finalmente fue un gran día. Pero lo fue, con mucho esfuerzo pero lo fue. Con los cuerpos muy cansados pero la mejor de las sonrisas y toda la ilusión del mundo, comenzamos la tarde situándonos en el que iba a ser nuestro sitio privilegiado al lado del escenario principal, aproximadamente por la tercera fila. Ya aguardábamos a la doncella.

No obstante el día no iba a ser dedicado solamente a Iron Maiden. Por el camino tuvimos la ocasión de disfrutar del Thrash Metal clásico de Destruction, nada más y nada menos que uno de los teutonic 4 del Thrash Metal Bávaro, tras lo cual vendría otra de las principales bazas del festi: Bullet For my Vallentine, que empezaría a ritmo de «Your Betrayal» posiblemente uno de los conciertos más brutales y sufridos que vimos en el festival, en parte también por el sol. Mendigando agua de la manguera con la que a veces nos enchufaban los chicos de la organización, fuimos disfrutando uno a uno de todos los clásicos de la banda y de algunos de los temas de su notable último álbum titulado «Venom». A destacar la actuación del vocalista Matt Tuck, del que admito, no esperaba mucho después de haber escuchado varios directos. Muchos gritos de adolescentes después y de aproximadamente 70 minutos de gran hardcore, estábamos preparados para la fase final de nuestra espera. En hora y media, Bruce Dickinson aparecería en lo alto del impresionante escenario improvisado para el gran espéctaculo de Iron Maiden.

El humo salía de la pila ritual, y la banda comenzó con «If Eternity Should Fail», el tema que encabeza su nuevo álbum, su primer concierto en España ante casi 30000 personas que lo dieron todo. Y es que, a falta de poder realizar un análisis mucho más en profundidad, Iron Maiden ofreció un concierto absolutamente para todos. El setlist, a mi modo de parecer, ha sido escogido para esta gira de forma magistral de forma que no vas a echar en falta alguno de los temas clásicos que se quedaron por tocar, y no sólo porque los grandes míticos no faltaron, también ayuda que el último disco haya resultado ser una pequeña obra maestra reconocida por público y prensa. Uno a uno fuimos disfrutando de todos estos temas:

2. Speed of Light

3. Children of the Dammed

4. Tears of a Clown

5. The Red and the Black

6. The Trooper

7. Powerslave

8. Death or Glory

9. The Book of Souls

10. Hallowed Be Thy Name

11. Fear of the Dark

12. Iron Maiden

El público desfallecía de euforia con los clásicos casi al mismo nivel que con los nuevos temas. A esto le añadimos el brillante espectáculo que estaban dando los chicos sobre el impresionante y dinámico escenario. A cada canción el fondo variaba como anticipo del tema que iba a sonar, cada cual con su tema. Pero además, no conformes con ésto, nos ofrecieron una buena dosis de espectáculo en forma de teatrillos consagrados a Eddie, su mascota. Así vimos a Eddie aparecer varias veces en forma de muñeco gigantón, de una cabeza gigante que cubría todo el fondo del escenario (impresionante), e incluso, la nota de humor; uno de los miembros del público que iba tan bien caracterizado que llamó la atención de la misma banda. La gran distribución en el escenario, elección del set, calidad de sonido, espectáculo, recursos y energía de la banda, hicieron al grupo el abanderado de un show sobresaliente y una promesa cumplida, esto es, ser una de las mejores del festival. Ya sólo nos quedaba extasiarnos con los bises que nos ofrecieron: The Number of The Beast, Blood Brothers, y Wasted Years. Con el enorme robot del diablo en el escenario como antesala a las primeras palabras del número de la bestia que nos dejó sin aliento, la gente que coreó como uno más la preciosa letra de Blood Brothers, y con las lágrimas fuera por el final que se aproximaba en Wasted Years, terminamos sabiendo que habremos gastado muchos años pero por fin habíamos visto a Maiden en directo y por todos los dioses del olimpo metalero que volveremos a hacerlo. La valoración final: increíble, simple y llanamente.

Nos habíamos ganado la cena y nos habíamos ganado la mejor de las despedidas de un festival que cerró con las grandes actuaciones de bandas de todos los palos. A nosotros las que más nos gustaron fueron The Real Mckenzies, Graveyard y Nashville Pussy por supuesto, pero nos dimos cuenta más tarde que mientras cenábamos habíamos estado escuchando en el Ritual Stage a una de las bandas revelación del festival. Hablo de The Raven Age, una banda de Stoner que, de hecho, a acompañado a Iron Maiden durante la gira. De ellos recuerdo que estábamos soltando algunos de los piropos más valiosos que nos habíamos guardado incluso después de Maiden, así que, no puedo estar más de acuerdo con el título de banda revelación.

En definitiva el Resurrection nos pasó por encima: sufrimos, reímos, desfallecimos, nos quemamos, nos empapamos, volvimos a levantarnos, nos aplastaron, casi nos rompen las costillas, nos deleitaron, nos decepcionaron, nos emocionaron, nos alegraron, nos enfadaron y podrían incluso habernos emborrachado de no ser por los precios y lo lejos que estaba el campamento para beber allí algo más, pero al final ante todo, nos hicieron vivir una experiencia que jamás olvidaré; mi primer Resurrection y mi primera vez con uno de los grupos que más me ha marcado ¿Quién da más? Nos vemos en el próximo.

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