Todo aquel que en los últimos años haya asistido a festivales de música podrá enumerar algunos que han nacido recientemente, otros que han muerto y otros que se mantienen año tras año sin desfallecer. Este último es el caso de Viña Rock, un festival que ha finalizado su 23ª edición con la asistencia de más de 200.000 personas a lo largo de 4 días. Respetando el formato de años anteriores, en Villarrobledo se ha podido disfrutar de más de 120 grupos distribuidos en 7 escenarios.

Pese a las condiciones meteorológicas tan cambiantes, pasando del sol al viento y la lluvia en instantes, los asistentes tenían muchas ganas de vivir el sentimiento viñarockero, y se notó.

Como en los últimos años, el festival arranca con una fiesta de presentación. Pese a la difícil tarea de montar el campamento, poner la pulsera y acceder al recinto, todo apuntaba a una primera gran noche.

De la mano de Batracio, D’Callaos, Poncho k, Gatillazo, Che Sudaka y Funkiwis el pistoletazo de salida dejó sorprendidos a todos los asistentes, que ya pudieron presenciar la zona de escenarios principales llena de público. Si, ya había comenzado el Viña y solo quedaba disfrutar de la potencia que Evaristo y los putos gremlins meten en sus conciertos, de los míticos temas de Poncho K o de los bailes patrocinados por Che Sudaka.

Llegaba el sábado y por lo tanto el primer día oficial de festival. La Banda Olivetti se presentaba como ganadora del concurso de bandas para dar comienzo a una tarde llena de sorpresas.

Josetxu Piperrak, incombustible, tocando los clásicos de la mítica banda Piperrak consiguió dar buena cuenta a todos los allí presentes de lo que se nos venía encima. Nosotros disfrutamos como niños, pues es lo que eramos cuando escuchábamos temas como «Kualkier día», «Mi primer amor» o «Gora Sartaguda». Acto seguido sería el turno de Vendetta en una actuación de despedida que a todos se nos hizo demasiado corta.

Continuaba la fiesta con los himnos de Los Porretas y las rumbas de Tomasito… genio y figura que a más de uno dejó con la boca abierta.

Por cambiar de aires y de escenarios (y por las muchas ganas que teníamos) nos acercamos a ver a los navarros Iseo & Dodosound, seguimos flipando con la calidad y cuidado musical, con la energía de Iseo y con esos metales que nos hicieron flotar frente al escenario Viña Grow.

Nuestro siguiente objetivo al igual que el de otros muchos era Boikot, decimos esto porque la asistencia de público confirmó una vez más por qué es tan difícil dejar fuera a la banda madrileña de cualquier festival. No tienen nada nuevo que inventar, hacen lo de siempre y lo hacen bien. ¿Qué más se puede pedir? Con el subidón aprovechamos para conocer el escenario Smoking donde actuaba Oferta Especial, grata sorpresa nos llevamos de una banda que apenas conocíamos pero que esperamos volver a ver.

Para cerrar la noche, el sorpresón. Eramos pocos, pero Kumpania Algazarra supo deleitarnos. Una banda diferente a todo lo anterior que vino desde Portugal para hacernos saltar y bailar de lo lindo. Larga vida al balkan.

Superada la fiesta de presentación y el primer Round, llegaba el domingo y en los horarios aparecían bandas que considerábamos imperdonables perdernos. Empezando por Xavi Sarrià, habíamos escuchado el disco y teníamos muchas ganas de su directo. Pese a las malas condiciones climatologías, podemos decir que nos emocionamos bastante en un concierto cargado de significado y de muchas ganas por parte de todos y cada uno de los músicos que en lo alto del escenario Negrita lo dieron todo.

Seguidamente disfrutamos de Los Benito, un espectáculo similar a la anterior formación que no defraudó con clásicos como Ayer soñé o He decidido. Pero, atención, Russkaja estaba en la casa, se podía escuchar alguna nota suelta de los metales que calentaban para prepararse a conciencia. Balkan, Ska clásico o Turbo Polkan Metal, podéis llamarlo como queráis pero que haga referencia al buen rollo que vivimos, bailes, pogos amistosos y un estallido de euforia con el tema Wake me up del reciente fallecido Avicii.

Trasthucada, presentó nuevos temas pertenecientes al disco «Quién dijo miedo», allí nadie parecía tenerlo.

Con la caída de la tarde y como si de animales hambrientos se tratara, mucho público asistía al show de Desakato, uno de los grupos que más me sorprenden a cada disco que nos regalan, a cada concierto que les veo. Pablo y los suyos no parecen tener techo y la conexión con el público es exquisita.

S.A. con su pegada, La pegatina montó su fiesta, Non Servium reivindicó con energía… Y terminamos la noche disfrutando del directazo de Mafalda. Si el año pasado nos pareció un poco flojo su paso por el escenario Villarrobledo, esta edición fue todo lo contrario, los valencianos consiguieron poner patas arriba el escenario Negrita.

Llego el lunes, y además de ser la última parada del festival este año también sería una gran velada inolvidable con momentos únicos e irrepetibles. Auxili y Dakidarría se encargaron de situar al público en la cresta de la ola, del baile, del bienestar.

Poco después El Niño de la Hipoteca nos presentó su cara más cañera con una banda que le acompaño en sus conocidos temas «Novia de 2ºB», «Alquitrán y Carmín» o «Que te vaya bien» entre otros.

Nunca me pierdo a EUKZ, viejos rockeros nunca mueren, sus temas directos siempre llegan a viciarte.

La tarde era perfecta y aunque cansados aprovechamos para descubrir el directo de Skakeitan, otra de las sorpresas que aglutinó a cientos de personas por dentro y fuera de la carpa que cubría el escenario Smoking.

¿Qué decir de la despedida de Riot Propaganda? El miedo va a cambiar de bando y eso se nota cuando cada vez más gente rapea al son de unos Chikos del Maíz que combinan a la perfección con Habeas Corpus. Se echarán de menos sus bolos, sus consignas y sobretodo su sincero cara a cara con el público.

Uno de los platos fuertes: la despedida de La Raíz (esperemos que de carácter temporal). Un concierto emotivo, seguramente el que más asistentes congregó en el lado derecho que ocupaba el escenario Poliakov. Repasaron los grandes himnos que nos dejan, conectaron con el público y para el recuerdo quedará aquella noche en Villarrobledo.

Dubioza Kolektiv: el concierto que más he bailado en mi vida, pura energía, me costaba privarme de disfrutar de Itaca Band, pero los bosnios volvieron a dejarnos con agujetas.

En cuanto a Narco, un espectáculo que debería de ser de obligada asistencia para todos los asistentes a un festival en el que figure su nombre. Metieron caña a su nuevo disco «Espichufrenia», tocaron los clásicos y espero que se quedaran tan agusto como todos nosotros que apuramos con ellos los que fueron los últimos pogos.

Pese a que la noche se ponía cada vez más gélida, el gran Panxo con su banda ZOO nos hizo entrar en calor con el directazo que confirma lo mucho que se merecen el éxito a todo el duro trabajo que vienen haciendo en los últimos años. Yo sentí ilusión, pena y una mezcla de sensaciones que no me permitieron disfrutar del concierto, sabía que era el último y eso siempre es duro.

Nada tendría sentido si Viña Rock no se terminase y nos tuviéramos que aguantar un año esperando el momento de revivir todo lo que allí se siente.

 

Larga vida al Viña Rock.

Otras noticias

Deja un comentario

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.